miércoles, 1 de julio de 2009

Construir mayorías


Faltan cinco días para las elecciones intermedias. En Puebla elegiremos a los diputados federales que serán parte de la LXI Legislatura.

Hay voces que promueven el abstencionismo o el voto en blanco porque se han decepcionado de los partidos y de los pocos avances observados. Esta posición tiene muy oscuros promotores que están sirviendo al viejo PRI y otros incautos o idiotas útiles que son carne de cañón de estos oportunistas, sin embargo hay logros y resultados muy importantes que no debemos desestimar.

Es probable que a quienes hacemos política nos falte comunicar lo alcanzado y ponderar los acuerdos, no desde un enfoque conformista porque en efecto falta mucho por hacer y por transformar a profundidad, sino desde la perspectiva de una democracia que lleva nueve años de alternancia en la Presidencia y 12 años de legislaturas donde ningún partido ha tenido la mayoría absoluta.

La percepción de parálisis y falta de acuerdos es para algunos motivo para descalificar al Legislativo, pero el consenso y el disenso son intrínsecos a la democracia y basta revisar el caso de países más avanzados en este proceso como es Estados Unidos donde llevan varios años sin lograr conciliar una reforma migratoria.

El balance de esta Legislatura es inédito comparado con periodos anteriores, en particular por la unanimidad lograda en buena parte de las iniciativas aprobadas. Es el caso de la reforma energética, por lo menos en una primera etapa, la reforma a los sistemas de Justicia Penal y Seguridad Pública con aspectos tan relevantes como los juicios orales y la extinción de dominio.

También la del Sistema de Pensiones, la cual permitirá al país tener viabilidad en sus finanzas públicas para los próximos años; la reforma electoral para reducir el financiamiento a los partidos así como acortar tiempos y costos de las campañas electorales, la Ley de Ahorro y Crédito Popular para apoyo a los Ahorradores así como la eliminación de la ceremonia del Informe Presidencial, entre otras.

Es cierto que están pendientes reformas fundamentales para el país las cuales no se han logrado por falta de consensos; es el caso de la reforma laboral, la ley para el derecho de réplica de los ciudadanos ante los medios o la reforma para la reelección consecutiva de los diputados y senadores, que por cierto es uno de los compromisos que algunas asociaciones ciudadanas encabezadas por Alejandro Martí, le han pedido firmar a los candidatos.

El Partido Acción Nacional ha sido un promotor de la reelección porque sería un mecanismo democrático a través del cual el ciudadano evalúe el trabajo de los legisladores y en consecuencia lo ratifique o repruebe con su voto, incluso restaría poder a los partidos y habría incentivos para los representantes populares quienes estarían obligados a informar y rendir cuentas de sus resultados para alcanzar la reelección.

Este cambio cualitativo perfeccionaría la tarea legislativa así como la práctica de la comunicación política tanto al interior del Congreso para alcanzar acuerdos entre las distintas fracciones políticas como al exterior para informar a los ciudadanos quienes calificarán lo realizado: qué votó y a qué se opuso el legislador al que di mi voto, fue congruente con los principios que predica, qué iniciativas propuso, etc.

Diría Jürgen Habermas que la comunicación es indispensable para lograr acuerdos que disminuyan costos o desgastes innecesarios y para articular decisiones que nos integren en la resolución de necesidades.

Sin embargo, es evidente que el transcurrir del proceso democrático de México, no es fácil para algunos partidos y sus miembros, practicar la comunicación y la negociación para alcanzar los acuerdos necesarios ni apoyar transformaciones profundas que les quiten ciertos privilegios. Por ejemplo, durante el trienio que está por concluir el tema de la reelección de legisladores fue propuesto por el PAN; sin embargo, el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD) lo rehusaron porque se resisten a dejar atrás sus sistemas de control corporativo y de reparto de poder.

Otro ejemplo donde se estancan los avances por conservar privilegios y se obstaculiza la construcción de mayorías, fue la posición de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador quienes en lugar de dialogar y alcanzar acuerdos, prefirieron obedecer ciegamente a quien no propone soluciones viables para el país y descalifica a las instituciones cuando no le favorecen.

En el México de hoy no caben imposiciones ni mayoriteos que ignoren las distintas posiciones. La diversidad y complejidad obligan a negociar y a conformar mayorías por coincidencias. Hoy no basta con simular acuerdos, hay que desarrollar la capacidad de escucha y de concertación que aceleren el avance del país. De eso se trata esta elección, de votar por el partido y el candidato que se comprometa a representarnos y que junto con los demás legisladores puedan construir mayorías que saquen adelante las reformas pendientes.

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