Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia, pero no como el redentor sino como el causante de la fragmentación del partido que representar a la izquierda mexicana. La vieja táctica “Divide y vencerás” se ha vuelto su credo, aunque por lo visto, no le ha redituado como esperaba.
La última muestra de su mesianismo malogrado es el caso de las candidaturas en Iztapalapa donde mostró cómo juega con los partidos a su antojo: Le hizo prometer a Rafael Acosta alias “Juanito”, contendiente del Partido del Trabajo (PT), que luego de “ganar”, deberá renunciar a su cargo para cederlo a Clara Brugada quien hasta hace unos días era la candidata del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Su plan es el siguiente: una vez ganada la elección por el PT se presentará la renuncia y se pedirá al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, envíe la propuesta a la Asamblea Legislativa para que nombre a Brugada lo cual no significa que la delegación vaya a ser para el PT, sino para Clara y el PRD.
¿Usted le entiende? ¿Entonces sus seguidores deben votar por el PRD o por el PT, por Juanito o por Clara? ¿AMLO le ordena a Ebrard lo que debe hacer? ¿Quién los faculta para ignorar todas las leyes y reglas de una elección?
Por si fuera poco AMLO advirtió que no renunciará al PRD -a pesar de que hace campaña por el PT- y dio sus razones: “lo mejor del PRD son los militantes, (por eso) es que no los he mandado al carajo… no me voy a salir, solo que la mafia ordene que me expulsen y también en ese caso voy a luchar…”
¿Tendrá principios alguien que juega así con dos partidos estando en uno y promoviendo el voto por otro? ¿Tendrá principios quien impone y obliga a un candidato a ceder su posición si es que gana, y ordena actuar contra las resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), mandando al carajo, al diablo a cualquier otro lejano destino a quienes no piensan como él, ni sigue sus caprichos ni aplauden sus discursos maniqueos?
La semana pasada, el TEPJF revocó la candidatura a Clara Brugada como abanderada del sol azteca en la delegación Iztapalapa para dar el triunfo irrevocable a Silva Oliva Fragoso. Tras confirmar distintas irregularidades en la elección interna del PRD celebrada en marzo pasado, Brugada perteneciente a la corriente Izquierda Unida, dejó de ser la candidata del PRD quedando la posición en manos de Oliva, quien representa al corriente Nueva Izquierda.
Esta decisión fue calificada por el Mesías tropical (como bautizó Enrique Krauze a AMLO), como una fechoría de la mafia que controla al país y no lo deja avanzar. Cabe señalar que la mafia somos todos los que no seamos sus seguidores. La reacción de la presidencia del PRD no se hizo esperar: Jesús Ortega llamó traidores a los militantes que piden el voto por candidatos de otros partidos porque confunden a los perredistas y comentó que valorará la expulsión del tabasqueño pero después de las elecciones.
Si Kafka viviera se sorprendería del surrealismo mexicano. Pero lo grave no es que estas actitudes sean una corriente pasajera y aislada. Por desgracia el mesianismo, que no es mas que la gestación de un dictador, tiene representantes en distintas partes del orbe y da muestra de los costos para la población al contar con pseudo líderes de este perfil.
Es el caso de Hugo Chávez en Venezuela al cual ya le hemos dedicado varios artículos anteriores por el cierre de los medios de comunicación que no dicen lo que él quiere oír; es el caso de su amigo Mahmud Ahmadinejad presidente de Irán y declarado ganador de las elecciones del 12 de junio pasado, quien expulsó a los corresponsales de la cadena británica BBC y de la americana Voice of America por “dar noticias falsas y apoyar a los saboteadores”, mientras los opositores son reprimidos y ya van más de 10 muertos por disturbios callejeros ante las protestas por fraude electoral.
Rasgos de autoritarismo y represión como estos hay muchos documentados en la historia de la humanidad. Personajes como estos, están haciendo historia pero con saldo rojo porque no aprende del pasado y quiere imponerse a toda costa.
Ante la decepción de los ciudadanos por algunos políticos y sus partidos de la que hablamos el artículo pasado, la cual da razones a los que promueven la anulación del voto o votar en blanco, cabe recordar que los partidos deben servir precisamente para poner un freno a estos Mesías y evitar la plutocracia.
Los partidos generan contrapesos entre corrientes y formas distintas de pensamiento; uno de sus propósitos es abrir espacios para que al poder lleguen personas por su preparación y no por su dinero, ya que si no hubiera esta opción, sólo gente de muchos recursos o mafias cuyos ingresos son de procedencia ilícita, podrían hacer campaña o impulsar a sus candidatos.
Los que pertenecemos a un partido debemos procurar que sirva para este fin, a pesar de que hoy en día vemos casos como el de Enrique Peña Nieto impulsado por la plutocracia: Televisa y el grupo Atlacomulco, como lo documentan publicaciones periodísticas que acaban de salir a la venta.
Advirtamos desde ahora el riesgo de políticos como Peña que poco tiene de auténtico y mucho de imagen, o de políticos como Andrés Manuel cuyo actos nos han mostrado claramente que no” estaríamos mejor con él”, como dicen sus spots.
Para muchos políticos es una gran tentación violentar la ley cuando se juegan el poder; es una tentación señalar a las instituciones sólo cuando no les favorecen; es una tentación romper las reglas y financiarse con recursos de origen ilícito; es una tentación pagarle a las televisoras para que te saquen todos los días en prime time sin rendir cuentas, es una gran tentación construir dictaduras por no tolerar los ritmos a veces lentos de la democracia y la legalidad. Pero ante estas tentaciones, los tres poderes tienen que actuar con más decisión, supervisión y ejecución modificando leyes y actuando con responsabilidad.
La última muestra de su mesianismo malogrado es el caso de las candidaturas en Iztapalapa donde mostró cómo juega con los partidos a su antojo: Le hizo prometer a Rafael Acosta alias “Juanito”, contendiente del Partido del Trabajo (PT), que luego de “ganar”, deberá renunciar a su cargo para cederlo a Clara Brugada quien hasta hace unos días era la candidata del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Su plan es el siguiente: una vez ganada la elección por el PT se presentará la renuncia y se pedirá al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, envíe la propuesta a la Asamblea Legislativa para que nombre a Brugada lo cual no significa que la delegación vaya a ser para el PT, sino para Clara y el PRD.
¿Usted le entiende? ¿Entonces sus seguidores deben votar por el PRD o por el PT, por Juanito o por Clara? ¿AMLO le ordena a Ebrard lo que debe hacer? ¿Quién los faculta para ignorar todas las leyes y reglas de una elección?
Por si fuera poco AMLO advirtió que no renunciará al PRD -a pesar de que hace campaña por el PT- y dio sus razones: “lo mejor del PRD son los militantes, (por eso) es que no los he mandado al carajo… no me voy a salir, solo que la mafia ordene que me expulsen y también en ese caso voy a luchar…”
¿Tendrá principios alguien que juega así con dos partidos estando en uno y promoviendo el voto por otro? ¿Tendrá principios quien impone y obliga a un candidato a ceder su posición si es que gana, y ordena actuar contra las resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), mandando al carajo, al diablo a cualquier otro lejano destino a quienes no piensan como él, ni sigue sus caprichos ni aplauden sus discursos maniqueos?
La semana pasada, el TEPJF revocó la candidatura a Clara Brugada como abanderada del sol azteca en la delegación Iztapalapa para dar el triunfo irrevocable a Silva Oliva Fragoso. Tras confirmar distintas irregularidades en la elección interna del PRD celebrada en marzo pasado, Brugada perteneciente a la corriente Izquierda Unida, dejó de ser la candidata del PRD quedando la posición en manos de Oliva, quien representa al corriente Nueva Izquierda.
Esta decisión fue calificada por el Mesías tropical (como bautizó Enrique Krauze a AMLO), como una fechoría de la mafia que controla al país y no lo deja avanzar. Cabe señalar que la mafia somos todos los que no seamos sus seguidores. La reacción de la presidencia del PRD no se hizo esperar: Jesús Ortega llamó traidores a los militantes que piden el voto por candidatos de otros partidos porque confunden a los perredistas y comentó que valorará la expulsión del tabasqueño pero después de las elecciones.
Si Kafka viviera se sorprendería del surrealismo mexicano. Pero lo grave no es que estas actitudes sean una corriente pasajera y aislada. Por desgracia el mesianismo, que no es mas que la gestación de un dictador, tiene representantes en distintas partes del orbe y da muestra de los costos para la población al contar con pseudo líderes de este perfil.
Es el caso de Hugo Chávez en Venezuela al cual ya le hemos dedicado varios artículos anteriores por el cierre de los medios de comunicación que no dicen lo que él quiere oír; es el caso de su amigo Mahmud Ahmadinejad presidente de Irán y declarado ganador de las elecciones del 12 de junio pasado, quien expulsó a los corresponsales de la cadena británica BBC y de la americana Voice of America por “dar noticias falsas y apoyar a los saboteadores”, mientras los opositores son reprimidos y ya van más de 10 muertos por disturbios callejeros ante las protestas por fraude electoral.
Rasgos de autoritarismo y represión como estos hay muchos documentados en la historia de la humanidad. Personajes como estos, están haciendo historia pero con saldo rojo porque no aprende del pasado y quiere imponerse a toda costa.
Ante la decepción de los ciudadanos por algunos políticos y sus partidos de la que hablamos el artículo pasado, la cual da razones a los que promueven la anulación del voto o votar en blanco, cabe recordar que los partidos deben servir precisamente para poner un freno a estos Mesías y evitar la plutocracia.
Los partidos generan contrapesos entre corrientes y formas distintas de pensamiento; uno de sus propósitos es abrir espacios para que al poder lleguen personas por su preparación y no por su dinero, ya que si no hubiera esta opción, sólo gente de muchos recursos o mafias cuyos ingresos son de procedencia ilícita, podrían hacer campaña o impulsar a sus candidatos.
Los que pertenecemos a un partido debemos procurar que sirva para este fin, a pesar de que hoy en día vemos casos como el de Enrique Peña Nieto impulsado por la plutocracia: Televisa y el grupo Atlacomulco, como lo documentan publicaciones periodísticas que acaban de salir a la venta.
Advirtamos desde ahora el riesgo de políticos como Peña que poco tiene de auténtico y mucho de imagen, o de políticos como Andrés Manuel cuyo actos nos han mostrado claramente que no” estaríamos mejor con él”, como dicen sus spots.
Para muchos políticos es una gran tentación violentar la ley cuando se juegan el poder; es una tentación señalar a las instituciones sólo cuando no les favorecen; es una tentación romper las reglas y financiarse con recursos de origen ilícito; es una tentación pagarle a las televisoras para que te saquen todos los días en prime time sin rendir cuentas, es una gran tentación construir dictaduras por no tolerar los ritmos a veces lentos de la democracia y la legalidad. Pero ante estas tentaciones, los tres poderes tienen que actuar con más decisión, supervisión y ejecución modificando leyes y actuando con responsabilidad.
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