Indignación y rabia provocaron tanto en Puebla como en el país, la burla y la manipulación a la que fueron sometidos algunos niños y adolescentes del municipio serrano de Hueytlalpan a quienes se les presionó para desnudarse a cambio de unos cuantos pesos.
Indignantes fueron también las risas del alcalde priísta de esta comunidad Juan Martín Barrientos Ramos, mientras presenciaba el “espectáculo”, así como la omisión de sus correligionarios en el Congreso estatal al congelar el caso y evadir la presentación de una denuncia contra él.
El 29 de noviembre pasado durante las fiestas del pueblo, Julián Hidalgo de 40 años, animador y propietario de Sonido Leo, invitó a niños entre 6 y 12 años a que pasaran al centro del rodeo para hacer competencias. Uno de los menores dijo al ser entrevistado posteriormente por televisoras nacionales, que era un concurso donde tenían que dar vueltas. También se pidió cooperación al público para premiar a los menores y se reunieron 700 pesos.
Los niños pasaron gustosos pensando que era un reto sencillo a través del cual podían ganar dinero, según narró otro de los entrevistados. Sin embargo, el juego tomó otra dimensión cuando el conductor los incitó a denudarse a cambio de 50 pesos si se quitaban la camisa; otros cincuenta si retiraban su pantalón y unos 50 más si se despojaban de su ropa interior.
Dos de los niños quedaron completamente desnudos delante de unas 500 personas, entre ellas el presidente municipal, quienes reían como si se tratara de un acto cómico. En el evento estaba presente la diputada local del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Irma Ramos Galindo, quien pidió la palabra para suspender la competencia advirtiendo que se cometía un delito y que presentaría denuncias ante las instancias judiciales y de derechos humanos por esta agresión a los menores.
De no haber sido por su denuncia ante la Procuraduría de Justicia del estado, su queja ante la Comisión de Derechos Humanos Estatal y por la investigación que han hecho estos últimos días los propios medios de comunicación, no sabríamos que estos “juegos” los ha realizado el mismo grupo de animadores en otras comunidades, también con niñas. Tampoco sabríamos de la complicidad de las autoridades quienes en lugar de velar por los derechos de los menores, no sólo permiten, sino disfrutan de un acto donde se les humilla y se les falta al respeto.
Para colmo, la fracción parlamentaria del PRI congeló la petición de los diputados del PAN, para que el pleno del Congreso local presentara una denuncia en contra de Martín Barrientos Ramos.
Aunque trataron de quedar bien en el discurso al manifestarse en contra de que se atente contra el derecho de los menores, en los hechos decidieron proteger a su compañero de partido al votar en contra de dispensar los trámites a los puntos de acuerdo, para votarlos como de urgente resolución, en los que se solicitaba la investigación de la procuraduría estatal y se proponía una denuncia por parte del jurídico del Congreso.
Como han dicho los diputados panistas en Puebla: ¿Cuál hubiera sido la reacción de los priístas si sus hijos hubieran sido los afectados?
El domingo pasado, la Procuraduría General de Justicia de Puebla dio a conocer que capturó al animador Leonardo Julián Hidalgo, por su "probable responsabilidad en los delitos de ultrajes a la moral pública y corrupción de menores", cometidos en la comunidad indígena de Hueytlalpan.
Contra Hidalgo pesaba una orden de captura emitida por un juzgado de distrito en la ciudad de Zacatlán ante la denuncia de la diputada perredista. Por estos mismos hechos también fue denunciado el alcalde, pero a él nada le ha pasado.
En los reportajes relacionados con el caso, algunos de los niños que concursaron en tan humillante juego, comentaban que se sintieron presionados ante la insistencia del animador, ante los ojos de tanta gente que los veía, y ante la inquietud de ganarse ese dinero. Otros más narraban que se sintieron mal ante la burla del animador sobre su ropa y ante la mofa de sus compañeros. Por su parte, la abuelita de uno de ellos comentó que su nieto le llevó ese dinero el cual les serviría porque eran pobres.
Vuelvo a la indignación que expresé al inicio: la pobreza cobra víctimas inocentes; la necesidad -y en este caso la manipulación- ponen en juego el respeto y los derechos de estos niños. “Aunque me daba harta pena, gané dinero”, decía orgulloso uno de los niños totonacas.
Por unas cuantas monedas anheladas para paliar la carestía cotidiana, aguantaron la carcajada y la presión de un pueblo muy probablemente ignorante del impacto que provocó aquella escena en los niños; soportaron a un conductor que se gana el aplauso a costa de los débiles y se ruborizaron ante unas autoridades cómplices de la agresión a sus propios gobernados.
El animador argumenta que él nunca pensó en violar los derechos de los niños, la turba anónima se dispersa luego de la diversión; las autoridades han enmudecido protegidas por la impunidad.
Alcemos la voz contra quienes por ignorancia o deliberadamente, ponen en riesgo la integridad de los niños, sólo porque viven en la sierra y pocos se enteran de lo que padecen y de lo que carecen.
Ya existen antecedentes de priístas poblanos que defienden y protegen a quienes agraden y abusan de los niños. ¿Se repetirá la historia? por conservar el hueso, por proteger al jefe, por mantener la chamba, enmudecen, callan, se hacen cómplices. Ese es el PRI de Puebla.
Comentarios: diazgarcia2020@gmail.com
Indignantes fueron también las risas del alcalde priísta de esta comunidad Juan Martín Barrientos Ramos, mientras presenciaba el “espectáculo”, así como la omisión de sus correligionarios en el Congreso estatal al congelar el caso y evadir la presentación de una denuncia contra él.
El 29 de noviembre pasado durante las fiestas del pueblo, Julián Hidalgo de 40 años, animador y propietario de Sonido Leo, invitó a niños entre 6 y 12 años a que pasaran al centro del rodeo para hacer competencias. Uno de los menores dijo al ser entrevistado posteriormente por televisoras nacionales, que era un concurso donde tenían que dar vueltas. También se pidió cooperación al público para premiar a los menores y se reunieron 700 pesos.
Los niños pasaron gustosos pensando que era un reto sencillo a través del cual podían ganar dinero, según narró otro de los entrevistados. Sin embargo, el juego tomó otra dimensión cuando el conductor los incitó a denudarse a cambio de 50 pesos si se quitaban la camisa; otros cincuenta si retiraban su pantalón y unos 50 más si se despojaban de su ropa interior.
Dos de los niños quedaron completamente desnudos delante de unas 500 personas, entre ellas el presidente municipal, quienes reían como si se tratara de un acto cómico. En el evento estaba presente la diputada local del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Irma Ramos Galindo, quien pidió la palabra para suspender la competencia advirtiendo que se cometía un delito y que presentaría denuncias ante las instancias judiciales y de derechos humanos por esta agresión a los menores.
De no haber sido por su denuncia ante la Procuraduría de Justicia del estado, su queja ante la Comisión de Derechos Humanos Estatal y por la investigación que han hecho estos últimos días los propios medios de comunicación, no sabríamos que estos “juegos” los ha realizado el mismo grupo de animadores en otras comunidades, también con niñas. Tampoco sabríamos de la complicidad de las autoridades quienes en lugar de velar por los derechos de los menores, no sólo permiten, sino disfrutan de un acto donde se les humilla y se les falta al respeto.
Para colmo, la fracción parlamentaria del PRI congeló la petición de los diputados del PAN, para que el pleno del Congreso local presentara una denuncia en contra de Martín Barrientos Ramos.
Aunque trataron de quedar bien en el discurso al manifestarse en contra de que se atente contra el derecho de los menores, en los hechos decidieron proteger a su compañero de partido al votar en contra de dispensar los trámites a los puntos de acuerdo, para votarlos como de urgente resolución, en los que se solicitaba la investigación de la procuraduría estatal y se proponía una denuncia por parte del jurídico del Congreso.
Como han dicho los diputados panistas en Puebla: ¿Cuál hubiera sido la reacción de los priístas si sus hijos hubieran sido los afectados?
El domingo pasado, la Procuraduría General de Justicia de Puebla dio a conocer que capturó al animador Leonardo Julián Hidalgo, por su "probable responsabilidad en los delitos de ultrajes a la moral pública y corrupción de menores", cometidos en la comunidad indígena de Hueytlalpan.
Contra Hidalgo pesaba una orden de captura emitida por un juzgado de distrito en la ciudad de Zacatlán ante la denuncia de la diputada perredista. Por estos mismos hechos también fue denunciado el alcalde, pero a él nada le ha pasado.
En los reportajes relacionados con el caso, algunos de los niños que concursaron en tan humillante juego, comentaban que se sintieron presionados ante la insistencia del animador, ante los ojos de tanta gente que los veía, y ante la inquietud de ganarse ese dinero. Otros más narraban que se sintieron mal ante la burla del animador sobre su ropa y ante la mofa de sus compañeros. Por su parte, la abuelita de uno de ellos comentó que su nieto le llevó ese dinero el cual les serviría porque eran pobres.
Vuelvo a la indignación que expresé al inicio: la pobreza cobra víctimas inocentes; la necesidad -y en este caso la manipulación- ponen en juego el respeto y los derechos de estos niños. “Aunque me daba harta pena, gané dinero”, decía orgulloso uno de los niños totonacas.
Por unas cuantas monedas anheladas para paliar la carestía cotidiana, aguantaron la carcajada y la presión de un pueblo muy probablemente ignorante del impacto que provocó aquella escena en los niños; soportaron a un conductor que se gana el aplauso a costa de los débiles y se ruborizaron ante unas autoridades cómplices de la agresión a sus propios gobernados.
El animador argumenta que él nunca pensó en violar los derechos de los niños, la turba anónima se dispersa luego de la diversión; las autoridades han enmudecido protegidas por la impunidad.
Alcemos la voz contra quienes por ignorancia o deliberadamente, ponen en riesgo la integridad de los niños, sólo porque viven en la sierra y pocos se enteran de lo que padecen y de lo que carecen.
Ya existen antecedentes de priístas poblanos que defienden y protegen a quienes agraden y abusan de los niños. ¿Se repetirá la historia? por conservar el hueso, por proteger al jefe, por mantener la chamba, enmudecen, callan, se hacen cómplices. Ese es el PRI de Puebla.
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