La nave espacial enviada a Marte detectó carbonato en una región de valles en la antigua corteza del planeta. El mineral, que se forma en presencia de agua, ya había sido detectado en pequeñas cantidades en el polvo y en el suelo de aquel planeta durante exploraciones anteriores, pero su presencia en el lecho de roca indica que el agua no tenía altos contenidos de ácido, lo cual es más favorable a alguna forma de vida.
Los resultados del estudio fueron presentados el jueves pasado en una reunión de la Unión Geofísica de Estados Unidos en San Francisco donde el científico Bethany Ehlmann, de la Universidad Brown comentó que el hallazgo del carbonato en una región del planeta rojo permite sugerir que éste "habría tenido realmente un medio ambiente más benigno para formas tempranas de vida”.
Leyendo esta información ante la cual no es difícil despertar la capacidad -a veces adormecida- de sorprenderse, doy entrada a una de esas grandes preguntas que la humanidad tiene pendiente por resolver como es la posibilidad de vida en otros mundos más allá de la Tierra. Y aunado a esta interrogante le sigue cuestionarnos sobre las posibles formas de vida que pudo haber habido o haber más allá de la atmósfera terrestre.
Este ha sido un tema tabú como lo fue la teoría heliocéntrica de Galileo en el siglo XVI. Sin embargo, algunos teólogos del Observatorio Vaticano han hablado de una posibilidad -no comprobada pero tampoco cancelada- de que existan formas de vida aún desconocidas, ya que como humanos no podemos limitar la capacidad creadora de Dios.
Al hacer estas reflexiones doy cabida a una idea un tanto evasiva como es la de poder comenzar a poblar otros mundos, sobretodo ante el deseo de vivir donde la convivencia sea más amable y menos violenta. Ante el cúmulo de malas noticias que el mundo afrontó este año 2008: crisis económica, secuestros, inseguridad, guerras, devastación ocasionada por fenómenos naturales, hambre, injusticia, inequidad, engaño, un mecanismo catártico es pensar que un grupo de valientes, viajara a otros mundos habitables –si se confirma que Marte pudiera ser uno- y empezar algo distinto.
Sin embargo, pienso que si somos los humanos los misioneros de “nuevos mundos”, llevaremos a cuestas un cúmulo de referentes y experiencias no ajenos al egoísmo, al consumismo y al individualismo que hoy flota en el contaminado aire de buena parte de la Tierra. Y si sueno catastrófico veamos el caso de Bernard Madoff legendario corredor de bolsa de Wall Street, acusado de una fraude "piramidal" de 50 mil millones de dólares a costa de miles de crédulos que aspiraron a ganar un dinero que sólo quedó en la especulación; o veamos el caso del ex jefe de la Policía Federal Preventiva de México Gerardo Garay, hoy preso, quién dejó escapar en varias ocasiones según testimonios de subordinados, a grandes capos de la droga como Arturo Beltrán Leyva y se auto recompensó quedándose con unos cuantos miles de dólares que debía confiscar. O qué pensar de perversos como los que secuestraron a Fernando, a Silvia y a muchos más que desconocemos.
Para comenzar una nueva vida en Marte o donde sea, tendríamos que despojarnos de estas tendencias y traer desde lo más profundo de lo que somos, esas otras formas de existir donde la solidaridad y el coexistir comunitario buscan construir y no exterminar.
Por suerte y también por equilibrio para que el mundo no se autodestruya ante tanta tragedia, existen miles de personas que actúan motivadas por otros intereses y valores más elevados y que podrían ser los enviados elegidos para fundar nuevas realidades. Pero antes de que eso suceda y que viajar a Marte sea tan común y popular como tener un celular, podemos reconocer y celebrar a quienes construyen la paz, a quienes hacen vida el amor y a quienes incluso a veces sin creer en Él, hacen que Jesucristo y el plan de vida que propuso hace 2008 años, se concrete en el planeta que hoy habitamos.
Ejemplos y propuestas hay en todos los campos desde las religiones, las organizaciones sociales, las empresas socialmente responsables con su entorno y con el ambiente, periodistas, servidores públicos, madres y padres de familia, jóvenes propositivos, altruistas, famosos y anónimos que optan cada día por gestar una nueva vida para ellos, para los suyos y para los demás.
Están ahí algunos casos públicos como el de Alejandro Martí que ante un dolor indescriptible por el secuestro y asesinato de su hijo, decide seguir en este México, funda una asociación y se activa a favor de una causa. Asimismo, Ingrid Betancourt que tiene vida para contarlo luego de los 6 años de cautiverio en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), confiesa su fe católica que la mantuvo en pie a pesar del infierno que padeció y se pone en acción para trabajar a favor de la liberación de los plagiados en distintas regiones del mundo.
Los resultados del estudio fueron presentados el jueves pasado en una reunión de la Unión Geofísica de Estados Unidos en San Francisco donde el científico Bethany Ehlmann, de la Universidad Brown comentó que el hallazgo del carbonato en una región del planeta rojo permite sugerir que éste "habría tenido realmente un medio ambiente más benigno para formas tempranas de vida”.
Leyendo esta información ante la cual no es difícil despertar la capacidad -a veces adormecida- de sorprenderse, doy entrada a una de esas grandes preguntas que la humanidad tiene pendiente por resolver como es la posibilidad de vida en otros mundos más allá de la Tierra. Y aunado a esta interrogante le sigue cuestionarnos sobre las posibles formas de vida que pudo haber habido o haber más allá de la atmósfera terrestre.
Este ha sido un tema tabú como lo fue la teoría heliocéntrica de Galileo en el siglo XVI. Sin embargo, algunos teólogos del Observatorio Vaticano han hablado de una posibilidad -no comprobada pero tampoco cancelada- de que existan formas de vida aún desconocidas, ya que como humanos no podemos limitar la capacidad creadora de Dios.
Al hacer estas reflexiones doy cabida a una idea un tanto evasiva como es la de poder comenzar a poblar otros mundos, sobretodo ante el deseo de vivir donde la convivencia sea más amable y menos violenta. Ante el cúmulo de malas noticias que el mundo afrontó este año 2008: crisis económica, secuestros, inseguridad, guerras, devastación ocasionada por fenómenos naturales, hambre, injusticia, inequidad, engaño, un mecanismo catártico es pensar que un grupo de valientes, viajara a otros mundos habitables –si se confirma que Marte pudiera ser uno- y empezar algo distinto.
Sin embargo, pienso que si somos los humanos los misioneros de “nuevos mundos”, llevaremos a cuestas un cúmulo de referentes y experiencias no ajenos al egoísmo, al consumismo y al individualismo que hoy flota en el contaminado aire de buena parte de la Tierra. Y si sueno catastrófico veamos el caso de Bernard Madoff legendario corredor de bolsa de Wall Street, acusado de una fraude "piramidal" de 50 mil millones de dólares a costa de miles de crédulos que aspiraron a ganar un dinero que sólo quedó en la especulación; o veamos el caso del ex jefe de la Policía Federal Preventiva de México Gerardo Garay, hoy preso, quién dejó escapar en varias ocasiones según testimonios de subordinados, a grandes capos de la droga como Arturo Beltrán Leyva y se auto recompensó quedándose con unos cuantos miles de dólares que debía confiscar. O qué pensar de perversos como los que secuestraron a Fernando, a Silvia y a muchos más que desconocemos.
Para comenzar una nueva vida en Marte o donde sea, tendríamos que despojarnos de estas tendencias y traer desde lo más profundo de lo que somos, esas otras formas de existir donde la solidaridad y el coexistir comunitario buscan construir y no exterminar.
Por suerte y también por equilibrio para que el mundo no se autodestruya ante tanta tragedia, existen miles de personas que actúan motivadas por otros intereses y valores más elevados y que podrían ser los enviados elegidos para fundar nuevas realidades. Pero antes de que eso suceda y que viajar a Marte sea tan común y popular como tener un celular, podemos reconocer y celebrar a quienes construyen la paz, a quienes hacen vida el amor y a quienes incluso a veces sin creer en Él, hacen que Jesucristo y el plan de vida que propuso hace 2008 años, se concrete en el planeta que hoy habitamos.
Ejemplos y propuestas hay en todos los campos desde las religiones, las organizaciones sociales, las empresas socialmente responsables con su entorno y con el ambiente, periodistas, servidores públicos, madres y padres de familia, jóvenes propositivos, altruistas, famosos y anónimos que optan cada día por gestar una nueva vida para ellos, para los suyos y para los demás.
Están ahí algunos casos públicos como el de Alejandro Martí que ante un dolor indescriptible por el secuestro y asesinato de su hijo, decide seguir en este México, funda una asociación y se activa a favor de una causa. Asimismo, Ingrid Betancourt que tiene vida para contarlo luego de los 6 años de cautiverio en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), confiesa su fe católica que la mantuvo en pie a pesar del infierno que padeció y se pone en acción para trabajar a favor de la liberación de los plagiados en distintas regiones del mundo.
Navidad, nacer, volver a empezar. ¿Cuál es esa nueva vida que puede surgir en cada momento y no sólo cada año? Independientemente de las creencias espirituales o religiosas personales, el abrir los ojos día con día, es una posibilidad de construir no sólo para uno mismo sino a favor de los otros que también habitan este planeta.
Y para quienes celebramos que el Ser divino se hizo ser humano, regalémonos tiempo y atención que son obsequios duraderos y fructíferos capaces de cambiar la faz de esta Tierra. Deseo que esta Navidad tengas la oportunidad de ver a las personas que quieres, de contactarte con amigos y familiares, recordar cuando eras pequeño y cuanto gozabas con las cosas simples. Que Dios Nuestro Señor renazca en nuestros corazones.
Comentarios: diazgarcia2020@gmail.com
Y para quienes celebramos que el Ser divino se hizo ser humano, regalémonos tiempo y atención que son obsequios duraderos y fructíferos capaces de cambiar la faz de esta Tierra. Deseo que esta Navidad tengas la oportunidad de ver a las personas que quieres, de contactarte con amigos y familiares, recordar cuando eras pequeño y cuanto gozabas con las cosas simples. Que Dios Nuestro Señor renazca en nuestros corazones.
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