En mi anterior colaboración relataba algunos de los pasajes más importantes de la vida de don Juan de Palafox y Mendoza (1600-1659), Obispo de Puebla; el gran defensor de la dignidad de los indígenas; el constructor de instituciones de educación, de beneficencia; el estadista, el virrey, el político, el pastor de su grey.
Otra faceta importante para conocer de este bienhechor de nuestra Puebla, es el de las obras que escribió desde los 18 y hasta los 59 años que tenía cuando murió. En 1762 se publicaron las Obras Completas en 13 volúmenes, que incluyen su biografía escrita por el sacerdote Antonio Gonzalez de Rosende.
En 1994 la Universidad Nacional Autónoma de México dentro de la Colección de la Biblioteca del Estudiante Universitario, con prólogo y selección de José Rojas Garcidueñas, publicó “Ideas Políticas” de Juan de Palafox y Mendoza; de donde extraigo algunas de las que considero frases más interesantes y que hoy, en diferente circunstancia y tiempo siguen siendo vigentes.
Comparto con ustedes esta selección que nos permite conocer mejor el pensamiento de este insigne estadista y político.
No se pueden conseguir cosas grandes sin despreciar y tolerar las pequeñas, y aun tal vez las grandes.
Del callar, raras veces consigue daño el que calla, del hablar mucho suele granjearse y muy grande.
Tres cosas me cansan mucho y la cuarta aborrece mi alma: primera, el pobre soberbio; segunda, el rico avariento; tercera, el magistrado insolente; cuarta, el ingrato a los beneficios.
De los hombres que no gobiernan, la mayor culpa es obrar mal; de los que gobiernan, no obrar bien. De aquéllos la de comisión y de éstos la de omisión.
En las elecciones pueden errar los príncipes en tres maneras. La primera, dando las ocupaciones a los que no tienen experiencia y negándolas a quien la tiene; éste es gran error. La segunda, dando los puestos a quien no tiene la capacidad ni se ha experimentado en otros con aprobación, y éste es grandísimo error. La tercera, trocando los puestos y las inclinaciones a los magistrados y dando a los de armas los de letras y a los de letras los de armas; al inteligente en la pluma, la espada; al valeroso, la pluma, y éste es error.
Las personas se han de buscar para los puestos y no los puestos para las personas, mirando qué sujeto conviene a aquel reino, no qué reino le conviene a aquel sujeto.
Los reinos que se gobiernan por remedios y no por prevenciones van perdidos.
El mayor mal de los reyes es escarmentar los buenos consejos y enfadarse con los buenos consejeros.
No hay más diferencia del buen gobernador al que no lo es, que ver el uno las desdichas antes que lleguen y el otro después de sucedidas, con que el uno las previene y el otro las padece sin remedio.
Sigamos honrando y agradeciendo la obra que don Juan de Palafox y Mendoza nos heredó. Los invito a conocer su obra.
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