En un periplo dominical la mañana del domingo pasado, recorrí algunas calles de nuestra ciudad de Puebla, aproveché la oportunidad para mostrarle a mi hijo de 10 años algunos monumentos históricos, casonas, iglesias y demás joyas arquitectónicas de nuestra Angelópolis. Cuando llegamos a la esquina de la calle 19 sur con la avenida de la Paz o avenida Juarez, donde se ubica el monumento a la Independencia, tuvimos oportunidad de apreciarlo a la luz de la fiesta del Bicentenario.
No sé a qué autoridad municipal se le ocurrió la peregrina idea de pintar las figuras de negro, cuando originalmente estaban del color natural del bronce, lo que ha provocado que se pierda la pátina de la historia que recubre estos monumentos, este en especial que fue inaugurado por Don Porfirio Díaz hace 100 años. En la parte superior se observa a la Patria representada por una dama rompiendo las cadenas de la esclavitud. A sus pies se aprecia a los principales personajes que la historia nos relata fueron los héroes que nos dieron la Independencia. Allí podemos observar al frente, a Don Miguel Hidalgo y Costilla blandiendo el pendón Guadalupano; a su izquierda de Hidalgo aparece Don Juan José de los Reyes Martínez Amaro conocido como el Pípila, que sostiene una antorcha y carga pesada losa en la espalda como se nos ilustra siempre al héroe de la Alhóndiga de Granaditas; están también representados Doña Josefa Ortíz de Dominguez, Allende, Aldama y Don José María Morelos y Pavón, entre otros.
Precisamente sobre Morelos quiero hacer mención especial por haber sido el autor de un documento muy importante que debiéramos releer en esta conmemoración del bicentenario: “Los Sentimientos de la Nación.” Fue precisamente el 14 de septiembre de 1813 ante el Congreso de Chilpancingo, que Don José María presenta esa breve pero profunda reflexión en que expresa su visión de lo que debe ser la nación mexicana.
Es un documento que hoy debe ser estudiado a la luz de las reglas de la hermenéutica, para entender el contexto en el que se redactó, pero lo más importante es que cada uno de nosotros como miembros de esta comunidad y como parte de esta nación, reflexionemos también sobre lo que somos y sobre lo que queremos de México en el futuro. Así como Morelos imaginó lo que quería heredar a las siguientes generaciones (una nueva nación, una nueva forma de gobierno, la abolición de la esclavitud, la eliminación de la tortura, etc.) es menester que nosotros en lo individual hagamos un ejercicio similar, para después buscar junto con nuestras autoridades encontrar esos puntos de coincidencia y exigir a quienes conforman el gobierno que tomemos el derrotero de esa visión compartida como nación.
Hoy México vive una etapa de nuevas definiciones no menos graves que las que tuvieron que enfrentar Hidalgo o Morelos. La mejor forma de gobierno (presidencialismo, semi presidencialismo, parlamentarismo u otra). No podemos seguir con un gobierno que no avanza porque los partidos políticos ven primero por su interés particular que por los intereses de la nación. La independencia y la globalización; nuestro país debe reflexionar su incursión en el concierto de las naciones, sin perder identidad y siendo competitivos. El fortalecimiento de nuestras instituciones para combatir el crimen organizado; la educación; la salud; el deporte; la cultura; la migración; la tolerancia; la impartición de justicia; la equidad; la solidaridad; la pobreza; la subsidiariedad; estos y otros muchos temas son los que debemos reflexionar y elaborar (como lo hizo Morelos) nuestros propios “Sentimientos de la Nación del Bicentenario.”
Yo sí creo que tenemos razones para festejar, para conmemorar, yo si estoy orgulloso de ser Mexicano, estoy orgullosos de nuestra historia de mis raíces, de esta Patria Mexicana que heredé de mis padres, de mis abuelos y de las pasadas generaciones que pusieron su granito de arena en dar forma a lo bueno que tiene nuestro querido México. Falta mucho por hacer para alcanzar el anhelo de nación que trazó Hidalgo, Morelos y todos los que trabajaron y dieron hasta su vida por constituir una nación, pero quiero festejar lo que soy y poder transmitir a mis hijos y a las nuevas generaciones ese anhelo de ser mexicano y de construir junto con ellos un destino que se realiza gradualmente: una patria mejor.
¡Felicidades México!
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