En julio del 2011, habrá elecciones para elegir nuevo gobernador en el estado de México, esto genera un interés especial por realizarse solamente 12 meses antes de la elección presidencial y donde el gobernador saliente del Edomex es prácticamente el candidato oficial del PRI a la primera magistratura.
Considerando entonces este preámbulo electoral, el gobernador Peña Nieto quiere llegar al 2012 con la carta de presentación de haber ganado en su estado la elección para el PRI, y evitar un descalabro que lo presente como débil por no haber podido ni siquiera conservar su territorio para el tricolor. Por tal motivo el gober Peña ha sido (como escribe Denise Maerker) “muy consistente en evitar a toda costa que PAN y PRD se alíen en las elecciones para gobernador del estado de México.”
Lo primero que se le ocurrió fue negociar un ominoso convenio secreto en el que se comprometía a obsequiar los votos de la bancada del PRI para aumentar el IVA en el presupuesto federal de 2010, a cambio de que el presidente nacional del PAN Cesar Nava y teniendo como testigo de honor al entonces secretario de gobernación Fernando Gómez Mont, se comprometieran a no ir en ninguna forma de alianza electoral con el PRD en su entidad federativa.
Hace unos días en el discurso que pronunció Peña Nieto con motivo de su quinto informe de gobierno, calificó a las alianzas electorales como un riesgo del mismo tamaño que el enfrentamiento con la delincuencia.
Acto seguido puso a trabajar a su maquinaria para eliminar de la ley electoral local la posibilidad de las “candidaturas comunes” que es la forma más sencilla de asociacionismo entre partidos políticos. A través de un diputado local del Partido Verde y que antes había sido Alcalde por el PRI de Huixquilucan, envió una iniciativa de reforma a la Constitución Local y a la Ley Electoral del Edomex, prohibiendo las candidaturas comunes, reduciendo los plazos de campaña y minimizando las facultades del órgano Técnico de Fiscalización del Instituto Electoral con la aviesa intención de impedir la coalición por candidatura común del PAN y PRD y de facilitarle el camino al PRI para quedarse con el triunfo.
En esta reforma electoral mejor conocida como la Ley Peña Nieto, no se formularon argumentos fundados en motivaciones políticas de peso que motivaran la eliminación de las candidaturas comunes del sistema electoral; no existió una consulta a los órganos electorales; ni a los académicos; ni al Tribunal Electoral o a la Suprema Corte de Justicia y menos una consulta ciudadana. El gobernador Peña y sus esbirros estimaron que la ciudadanía mexiquense no tiene la suficiente madurez política para discernir los proyectos de varios partidos políticos que apoyan a un mismo candidato.
Que poca memoria de Peña Nieto, se le olvida que en el pasado proceso electoral del 5 de julio de 2009 donde se eligieron Alcaldes y Diputados Locales, el PRI fue el partido que mas utilizó la figura de Candidatura Común. De acuerdo al registro de candidatos, se presentó la candidatura común entre los partidos PRI, PVEM, NA, PSD y PFD en los 125 municipios en el estado, es decir, en todos los municipios del estado de México.
Ahora el diputado federal priista Emilio Chuayffet Chemor, ha dicho que las candidaturas comunes sirven para robar votos, lo que es una confesión de parte de que el PRI de Peña Nieto robó los sufragios de los electores hace menos de tres años. Que cinismo, cuando les conviene a los PRIISTAS proponen las candidaturas comunes, las usan a plenitud y ahora por conveniencia política las eliminan para evitar a toda costa la alternancia política.
Pero el análisis debe ir mas a profundidad, resulta que para que pasara la reforma Constitucional propuesta por la antidemocrática Ley Peña Nieto, se requerían dos terceras partes (50 votos) del Congreso local formado por un total de 75 legisladores. El PRI solo tiene 49 diputados, sin embargo eso no fue óbice para conseguir la mayoría necesaria, pues los obedientes diputados del Partido Verde, los diputados del Partido de Convergencia y los del Partido de Nueva Alianza, también se sumaron al albazo legislativo apoyando al gober Peña Nieto.
De manera que los adalides de Convergencia que en Oaxaca lograron la alternancia con Gabino Cué derrotando a Ulises Ruiz y las huestes de la maestra Elba Esther que en Puebla lograron la alternancia con Rafael Moreno Valle derrotando a Mario Marín; ahora se agachan a los mandatos antidemocráticos del gobernador Enrique Peña Nieto, cuasi candidato del PRI a la presidencia de la república. ¿Se alinean los astros? ¿Se doblegan las voluntades políticas? ¿Resucitan los dinosaurios? ¿Se esfuman los argumentos de los aliancistas? ¿Cierran filas los caciques?
La última palabra la tenemos los ciudadanos con nuestro voto. Ya estamos en la carrera del 2012.
Considerando entonces este preámbulo electoral, el gobernador Peña Nieto quiere llegar al 2012 con la carta de presentación de haber ganado en su estado la elección para el PRI, y evitar un descalabro que lo presente como débil por no haber podido ni siquiera conservar su territorio para el tricolor. Por tal motivo el gober Peña ha sido (como escribe Denise Maerker) “muy consistente en evitar a toda costa que PAN y PRD se alíen en las elecciones para gobernador del estado de México.”
Lo primero que se le ocurrió fue negociar un ominoso convenio secreto en el que se comprometía a obsequiar los votos de la bancada del PRI para aumentar el IVA en el presupuesto federal de 2010, a cambio de que el presidente nacional del PAN Cesar Nava y teniendo como testigo de honor al entonces secretario de gobernación Fernando Gómez Mont, se comprometieran a no ir en ninguna forma de alianza electoral con el PRD en su entidad federativa.
Hace unos días en el discurso que pronunció Peña Nieto con motivo de su quinto informe de gobierno, calificó a las alianzas electorales como un riesgo del mismo tamaño que el enfrentamiento con la delincuencia.
Acto seguido puso a trabajar a su maquinaria para eliminar de la ley electoral local la posibilidad de las “candidaturas comunes” que es la forma más sencilla de asociacionismo entre partidos políticos. A través de un diputado local del Partido Verde y que antes había sido Alcalde por el PRI de Huixquilucan, envió una iniciativa de reforma a la Constitución Local y a la Ley Electoral del Edomex, prohibiendo las candidaturas comunes, reduciendo los plazos de campaña y minimizando las facultades del órgano Técnico de Fiscalización del Instituto Electoral con la aviesa intención de impedir la coalición por candidatura común del PAN y PRD y de facilitarle el camino al PRI para quedarse con el triunfo.
En esta reforma electoral mejor conocida como la Ley Peña Nieto, no se formularon argumentos fundados en motivaciones políticas de peso que motivaran la eliminación de las candidaturas comunes del sistema electoral; no existió una consulta a los órganos electorales; ni a los académicos; ni al Tribunal Electoral o a la Suprema Corte de Justicia y menos una consulta ciudadana. El gobernador Peña y sus esbirros estimaron que la ciudadanía mexiquense no tiene la suficiente madurez política para discernir los proyectos de varios partidos políticos que apoyan a un mismo candidato.
Que poca memoria de Peña Nieto, se le olvida que en el pasado proceso electoral del 5 de julio de 2009 donde se eligieron Alcaldes y Diputados Locales, el PRI fue el partido que mas utilizó la figura de Candidatura Común. De acuerdo al registro de candidatos, se presentó la candidatura común entre los partidos PRI, PVEM, NA, PSD y PFD en los 125 municipios en el estado, es decir, en todos los municipios del estado de México.
Ahora el diputado federal priista Emilio Chuayffet Chemor, ha dicho que las candidaturas comunes sirven para robar votos, lo que es una confesión de parte de que el PRI de Peña Nieto robó los sufragios de los electores hace menos de tres años. Que cinismo, cuando les conviene a los PRIISTAS proponen las candidaturas comunes, las usan a plenitud y ahora por conveniencia política las eliminan para evitar a toda costa la alternancia política.
Pero el análisis debe ir mas a profundidad, resulta que para que pasara la reforma Constitucional propuesta por la antidemocrática Ley Peña Nieto, se requerían dos terceras partes (50 votos) del Congreso local formado por un total de 75 legisladores. El PRI solo tiene 49 diputados, sin embargo eso no fue óbice para conseguir la mayoría necesaria, pues los obedientes diputados del Partido Verde, los diputados del Partido de Convergencia y los del Partido de Nueva Alianza, también se sumaron al albazo legislativo apoyando al gober Peña Nieto.
De manera que los adalides de Convergencia que en Oaxaca lograron la alternancia con Gabino Cué derrotando a Ulises Ruiz y las huestes de la maestra Elba Esther que en Puebla lograron la alternancia con Rafael Moreno Valle derrotando a Mario Marín; ahora se agachan a los mandatos antidemocráticos del gobernador Enrique Peña Nieto, cuasi candidato del PRI a la presidencia de la república. ¿Se alinean los astros? ¿Se doblegan las voluntades políticas? ¿Resucitan los dinosaurios? ¿Se esfuman los argumentos de los aliancistas? ¿Cierran filas los caciques?
La última palabra la tenemos los ciudadanos con nuestro voto. Ya estamos en la carrera del 2012.
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