De acuerdo con un documento publicado por el Ayuntamiento de Guadalajara, “Bullying es una palabra proveniente del vocablo holandés que significa acoso.
El primero que empleó el término "bullying" en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue Dan Olweus, quien implantó en la década de los '70 en Suecia un estudio a largo plazo que culminaría con un completo programa anti acoso para las escuelas de Noruega.
El acoso escolar o bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
“PROTEGELES,” una Organización No Gubernamental (ONG) con sede en España ha diseñado una campaña contra el Acoso Escolar a través de internet. En su sitio web www.acosoescolar.info se puede encontrar orientación para alumnos y padres de familia que deseen informarse, apoyarse en un consejo de expertos y combatir el acoso escolar.
Según lo describe la ONG PROTEGELES, “uno de los grandes problemas que suscita este fenómeno (el bullying) es la grave dificultad que tenemos para detectar las agresiones que pueda estar padeciendo un niño o adolescente por parte de sus compañeros. A menudo este fenómeno pasa desapercibido o es mal interpretado por los adultos. De ahí que debamos observar atentamente para descubrir el proceso de victimización, basándonos a veces sólo en indicios poco claros o en rumores.”
Esta semana inició el nuevo ciclo escolar en todo México, es una buena oportunidad de estar muy al pendiente de nuestros hijos así como de los compañeros de clase y evitar conductas agresivas que dañen la autoestima de los menores con muy graves consecuencias.
En la página electrónica de ayuda antes mencionada, los especialistas consideran que “el maltrato entre compañeros puede aparecer de formas muy diversas. No solamente se manifiesta a través de peleas o agresiones físicas, sino que con frecuencia se nutre de un conjunto de intimidaciones de diferente índole que dejan al agredido sin respuesta, tales como:
Intimidaciones verbales (insultos, apodos, hablar mal de alguien, sembrar rumores,...)
Intimidaciones psicológicas (amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o dinero, o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer)
Agresiones físicas, tanto directas (peleas, palizas o simplemente manazos o “zapes”) como indirectas (destrozo de materiales personales, pequeños hurtos,...)
Aislamiento social, bien impidiendo al joven participar, bien ignorando su presencia y no contando con él/ella en las actividades normales entre amigos o compañeros de clase.
También se dan situaciones de maltrato por acoso de tipo racista, cuyo objetivo son las minorías étnicas o culturales. En estos casos lo más frecuente es el uso de apodos racistas o frases estereotipadas con connotaciones despectivas. Igualmente se producen situaciones de acoso sexual que hacen que la víctima se sienta incómoda o humillada. En los últimos años ha ido en aumento el acoso anónimo mediante el teléfono celular o a través del correo electrónico con amenazas o palabras ofensivas”.
El Maestro Alonso Lujambio titular de la SEP, recordó el pasado 15 de junio en la ceremonia inaugural del Octavo Congreso Escuela para Padres y Madres de Familia de Escuelas Secundarias Técnicas del Distrito Federal, la publicación de los Lineamientos Generales para la Operación de los Consejos Escolares de Participación Social en las Escuelas, que operarán a partir de septiembre próximo, a fin de conformar los comités que abordarán temas de interés como la seguridad escolar, la infraestructura, el bullying, la cultura de la lectura y el consumo escolar de alimentos, entre otros. Es fundamental la participación activa de los padres de familia en estos Consejos y mantener una comunicación permanente con nuestros hijos, con sus maestros y con los directivos de la escuela para prevenir estas conductas.
Es preciso el actuar con prontitud cuando se presenten estos casos, según la ONG PROTEGELES y adecuándolo a nuestro entorno, “nuestro hijo o hija puede ser víctima, agresor u observador de una situación de maltrato. Si es víctima, desempeñará un papel pasivo; si es agresor, un papel activo; y si es observador, su papel es igualmente activo o, al menos, permisivo, en cuanto su actitud refuerza la actitud intimidadora del agresor hacia la víctima.
En caso de que nuestro hijo esté involucrado en una situación así, debemos tener tranquilidad y, sobre todo, escuchar la información que hayamos averiguado sin trivializarla. En todo caso, podemos dar los siguientes pasos:
1. Escuchar y mostrar interés por el asunto, sin menospreciarlo; no debemos considerarlo “cosa de niños”.
2. Indagar si realmente ha ocurrido lo que nos cuenta, y no es fruto de su imaginación.
3. Ponerse en contacto con la escuela y solicitar la intervención y cooperación del personal docente.
4. Fijar una estrategia de intervención para detener inmediatamente el daño que se está produciendo, y para tratar a medio y largo plazo las relaciones entre los involucrados.
5. Favorecer una solución adecuada y ajustada a la intensidad de la falta y al daño ejercido. Debemos apoyar a nuestro hijo enseñándole a asumir la responsabilidad que le corresponda
Estemos alerta de estos comportamientos y participemos activamente en impedir el Bullying, manejarlo adecuadamente cuando se presente y solucionarlo. Tenemos que detener toda clase de violencia desde sus primeras manifestaciones. Hagamos lo que nos toca, feliz regreso a clases.
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