Desde que me enteré de la noticia he tratado de imaginar las escenas de la masacre. Seguramente usted amable lector ha visto alguna película sobre el Holocausto, o de las aberraciones de criminales dictadores como Idi Amin Dada en Uganda, sin embargo no puedo imaginar que en nuestro país estén cometiéndose estas ejecuciones para exterminar a inocentes que su única falta que cometieron fue salir de su país, que no les ha dado oportunidades de desarrollo para irlas a buscar a otras tierras, pero que en el camino se encontraron con desalmados criminales que les cortaron de un tajo la vida.Como mexicano apenado por esta masacre, ofrezco mi sentido pésame a las familias de estos migrantes asesinados. Como mexicano indignado, pido a las autoridades que persigan y castiguen a los despiadados asesinos de estos inocentes. Como ciudadano proveniente de antepasados migrantes, me hiere pensar en el destino de los asesinados. Como persona que respeta la vida y la dignidad de la persona humana, lloro la sin razón de quienes exterminaron a estos inocentes.
De acuerdo a las primeras versiones de los hechos, los asesinos buscaban extorsionar a los migrantes o convertirlos en sicarios, al negarse los cautivos a sus pretensiones fueron ejecutados. También en Tamaulipas, seis días antes de las elecciones del pasado 4 de julio en que en aquella entidad federativa se eligió gobernador, el entonces candidato Rodolfo Torre Cantú, representante de la coalición PRI-Partido Verde- Nueva Alianza, fue asesinado junto con otras dos personas en un ataque del crimen organizado. En aquel entonces en un fastuoso evento luctuoso encabezado por Beatriz Paredes Rangel, líder nacional del PRI, gobernadores incluidos Mario Marín de Puebla, legisladores y toda la clase política priista de la región, rindieron homenaje al candidato priista asesinado y aprovecharon el suceso para lucrar con la muerte y atacar al gobierno federal. Ahora que asesinan a 72 extranjeros en ese mismo territorio, el silencio y el desinterés es la nota característica de aquellos que juraron reivindicar la muerte del candidato.
No se vale. Igual vale la vida de un candidato que de un migrante. Igual dignidad, igual gravedad ante una sociedad presa del pánico por la violencia.Sirva esta colaboración para no borrar de nuestra memoria, para honrar a los inocentes asesinados, para recordar y siempre reconocer la valentía de los migrantes expulsados de su tierra.
Que Dios los tenga en su gloria y que en paz descansen.
No permitamos como sociedad que ya no nos indigne esta violencia, cerremos filas para detener a quienes nos quieren atemorizar, a quienes nos quieren callar, a quienes se quieren apropiar de nuestra vida institucional por la vía de la violencia, por el exterminio. El camino aun es largo, pero no podemos bajar la guardia.