martes, 10 de marzo de 2009

Saltimbanquis


“No exigimos programas, proyectos o ideologías; la trayectoria o procedencia política no es relevante, si usted requiere un membrete para apoyar a sus candidatos llámenos y pregunte por el Partido del Trabajo o PT.”

En la víspera electoral la búsqueda de posiciones así como espacios de poder están a la orden del día. Esto sería normal si no fuera porque la tentación del pragmatismo político empaña la ya de por sí mermada credibilidad de los partidos.

El legítimo fin de ganar un mayor número de votos para obtener una posición de poder –que debe ser de servicio público-, justifica para algunos el cuestionable medio de aliarse con un partido como el PT que paradójicamente, en sus 18 años de existencia, no ha mostrado un “trabajo” consistente de resultados o propuesta, sino que ha rentado su nombre a personas o grupos del más diverso pensamiento y trayectoria.

Lo vemos junto al Partido de la Revolución Democrática (PRD), de la mano de Convergencia; abanderando a ex militantes de otros institutos políticos, ofreciendo “protección” a través del fuero para gente cuestionada por sus acciones y cobijando quienes avalan que: “el fin justifica los medios.”

Veamos algunos ejemplos. En las últimas semanas, el PT ha patrocinado los spots de la campaña anti todo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO); al mismo tiempo va con el partido Convergencia para la gubernatura de Campeche y decide ir en fórmula con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Nuevo Léon.

El propio Jesús Ortega, dirigente nacional del PRD calificó de incongruentes a quienes llaman a no votar por el PRI, pero firman alianzas electorales en algunos estados. Como lo reportaron los diarios nacionales, Ortega dijo que la coalición PT-PRI en Nuevo León demuestra la incongruencia de ese instituto político y la falta de solidez en sus planteamientos.

Recordemos que en 2006 el PT fue parte de la Coalición por el Bien de Todos, también integrada por el PRD y Convergencia, la cual postuló a AMLO; un año después en 2007, le prestó su nombre a un ex alcalde y ex panista, quien contendió como candidato del PT por la presidencia municipal de la capital poblana. Si bien no ganó, el PT logró obtener una diputación y una regiduría para su partido que, como dije, no tiene ninguna posición sólida ni consistente porque juega según la circunstancia y la rentabilidad política para mantener su registro.

Y sobrevivir es un gran objetivo para partidos como éste a quien no le caen mal los 287 millones 963 mil pesos que este año recibirá por parte del Instituto Federal Electoral. No falta el que diga que eso es la cuarta o quinta parte de lo que recibirán otros partidos, pero la diferencia es que el PT no se distingue por proponer leyes, mejoras o una forma de gobierno por el desarrollo de los ciudadanos, sino que prevalece su inconsistencia al acomodarse con quien le convenga para ganar algunos votos, mantener una que otra posición y conservar su presupuesto.

El Partido del Trabajo carga con la sombra de Carlos Salinas de Gortari a quien se le atribuye el impulso y creación de pequeños partidos con el fin de fragmentar el voto opositor al PRI. Se fundó en 1991 con la participación de diversas organizaciones de lucha social y urbana y se autodefine como partido de izquierda, pero como hemos visto, esto es sólo un parapeto pues la ideología no le es relevante.

Para colmo ha trascendido que Lucía Morett, la pseudo universitaria herida en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano, buscará una curul en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF). Imagínese usted: de guerrillera a diputada, nada mal le caerá el fuero a quien es investigada a nivel internacional por posibles vínculos con este grupo terrorista.

Entre los nombres que promueve la coalición conformada por Convergencia y el PT, están el ex procurador del Distrito Federal, Bernardo Bátiz (por cierto también expanista); el hermano del Oficial Mayor del Gobierno del DF, Mauricio Montaño Cuadra; Manuel Amador, dirigente del Movimiento Lésbico Gay; Héctor Brito, líder universitario y Froylan Yescas, actual coordinador de las Brigadas del Peje en el Distrito Federal.

Estos pseudo partidos políticos no le abonan nada al país. Les interesa ganar para mantener el registro que les garantiza un abultado presupuesto, pero sin que muestren ninguna consistencia ni propuesta que se traduzca en beneficios para los ciudadanos.

Como ciudadanos debemos ser críticos y exigentes con estos grupos para que si persisten, rindan cuentas y aporten, si no, lo mejor será ser más estrictos en la ley electoral y que no sigan siendo un lastre para el erario público. Pidamos cuentas también a estos saltimbanquis políticos que sin el menor pudor piden nuestro voto refugiándose en partidos que como el PT, promueven el aborto, la lucha de clases y la confrontación social y que van en contra del desarrollo de México. Por el bien de todos.

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