La crisis financiera mundial fue el tema central de discusión en la agenda nacional e internacional durante la última semana, y seguirá siéndolo en tanto los efectos de la recesión afectan las economías de los países.
Además de los foros en Davós, Suiza y en Belem, Brasil a los que me referí en el artículo anterior, la semana pasada comenzó el espacio organizado por el Senado, titulado "México ante la crisis. ¿Qué hacer para crecer?".
Estos espacios dan cabida a las reflexiones, críticas, propuestas y exigencias de distintos sectores, desde el académico, el obrero, el campesino, el empresarial, el gubernamental, entre otros, pero la urgencia de decisiones y no sólo de discusiones, apremia.
No hay soluciones absolutas por parte de un solo actor, sino es necesaria la confluencia de las decisiones por parte de todos los actores para reactivar la producción, el comercio, el consumo, proteger el empleo, garantizar el salario y preservar la paz social.
Ahora que empieza el último periodo ordinario de sesiones en el Poder Legislativo, una medida que debemos someter a discusión y a pronta resolución, es el ajuste a la Ley Federal del Trabajo como alternativa para enfrentar el creciente cierre de empresas y la alarmante pérdida de empleos.
Algunas de éstas han acordado con sus sindicatos la reducción de la jornada laboral y la flexibilización de horarios, ante posibles retrocesos en la producción, sin embargo la Ley Federal del Trabajo establece una jornada de 40 horas semanales, por lo que valdría la pena considerar una modificación legal para que estos ajustes permitan al trabajador mantener su empleo y a las fábricas e instituciones empresariales, no cerrar.
Basta revisar información dada a conocer en las últimas semanas relacionada con despedidos, pérdida de empleos y paros técnicos, para dar cabida a ésta y otras modificaciones a la ley.
En los dos últimos meses de 2008 cerraron 5 mil 188 empresas, lo que implicó un despido de 413 mil 282 personas, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La automotriz alemana Volkswagen AG despidió en México a la totalidad de sus 900 trabajadores eventuales debido a una baja en la demanda. Unitomo, empresa dedicada a la elaboración de arneses eléctricos proveedora de Volkswagen, despidió a 250 trabajadores de un turno.
El presidente del Consejo Ejecutivo de VW México, Otto Lindner, previó dos paros técnicos más para marzo y abril, además del que hubo a mediados de enero, porque en 2009 enfrentarán una reducción de 20 por ciento en comparación con la producción del 2008, cuando se armaron 450 mil vehículos en Puebla.
Según estudios del Colegio de la Frontera Norte el sector automotriz, uno de los más afectados por la crisis, participa con 23 por ciento de las exportaciones totales y capta 6 por ciento de la inversión extranjera del país. Por cada empleo directo que genera, existen otros 5 empleos indirectos en México.
En México, la planta de Ford en Hermosillo entró en "paro técnico", desde diciembre y abrirá hasta febrero de 2009, a fin de ajustar la oferta y demanda de vehículos. Con este cierre temporal se dejarán de fabricar unos 20 mil vehículos y en ese lapso los trabajadores recibirán 75 por ciento de su sueldo base y 100 por ciento de sus prestaciones.
El descenso del consumo en Estados Unidos será crítico para las maquiladoras de México. En Juárez se han perdido 25 mil empleos mientras que en Tijuana otros 23 mil en menos de una década.
En el Distrito Federal este año se perderán 250 mil empleos, alertó la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México.
La Secretaría del Trabajo recibió 214 mil peticiones de empleo tan sólo en los primeros 20 días de enero. Ante la amplia demanda, el gobierno federal dará la opción del Programa de Empleo Temporal cuya oferta de trabajo se gestiona principalmente con Canadá para el que se destinarán 2 mil millones de pesos.
El escenario es drástico y cada sector debe hacer su parte. En el Legislativo también habrá que reformar las leyes enfocadas a fomentar la inversión, a apoyar a las Pequeñas y Medianas Empresas y a dar incentivos a sectores que pudieran verse afectados por la crisis económica.
Por su parte el Secretario de Hacienda Agustín Carstens sugiere modificar la Ley de Obras Públicas para dar mayor certidumbre a las licitaciones, así como crear un marco jurídico general para las asociaciones público-privadas y flexibilizar así el gasto público.
El gobierno federal debe revisar el tema impositivo y regulatorio para no ahorcar a las empresas ya existentes y permitir la creación de otras generadoras de empleo. Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, coincidió en que el crecimiento en el País se encuentra atorado por falta de competitividad, rigidez laboral y mala utilización de recursos, por ello urge aligerar la reglamentación en licitaciones.
Los gobiernos estatales tienen en sus manos el impuesto a la nómina, ¿De qué sirve castigar a las empresas que mantienen los escasos empleos? La acción inmediata debe ser desaparecerlo, que los gobernadores se amarren el cinturón y lo eliminen totalmente. Aquí en Puebla siempre ha habido suspicacias en el destino de estos recursos, se han utilizado discrecionalmente para gastos del gobernador Mario Marin, en lugar de usarse para impulsar el desarrollo. Es la hora de medidas drásticas como esa y no de cortinas de humo populistas.
Incluso el propio Congreso del Trabajo busca impedir el cierre de toda empresa, porque “fábrica que cierra no se vuelve a abrir “, dijo el vicepresidente de esta organización sindical, Víctor Flores Morales, incluso con el riesgo para los trabajadores de no recibir utilidades este año.
Ante la emergencia hay que tomar medidas prontas como son los ajustes transitorios en materia de ley del trabajo, sin olvidar atender las causas de fondo y las reformas estructurales necesarias para mover al país a otra velocidad, donde el sindicalismos caciquil que se enriquece a costa de sus agremiados, tenga un freno y se le exijan cuentas, donde tanto trabajadores como patrones aumenten la productividad y la competitividad; donde los empresarios tengan contrapesos ante prácticas monopólicas inhibidoras de la competencia y donde los trabajadores crezcan y aporten con sus empleos, lejos del conformismo sindical que más que proteger los derechos de los trabajadores inhibe su creatividad y desarrollo.
Además de los foros en Davós, Suiza y en Belem, Brasil a los que me referí en el artículo anterior, la semana pasada comenzó el espacio organizado por el Senado, titulado "México ante la crisis. ¿Qué hacer para crecer?".
Estos espacios dan cabida a las reflexiones, críticas, propuestas y exigencias de distintos sectores, desde el académico, el obrero, el campesino, el empresarial, el gubernamental, entre otros, pero la urgencia de decisiones y no sólo de discusiones, apremia.
No hay soluciones absolutas por parte de un solo actor, sino es necesaria la confluencia de las decisiones por parte de todos los actores para reactivar la producción, el comercio, el consumo, proteger el empleo, garantizar el salario y preservar la paz social.
Ahora que empieza el último periodo ordinario de sesiones en el Poder Legislativo, una medida que debemos someter a discusión y a pronta resolución, es el ajuste a la Ley Federal del Trabajo como alternativa para enfrentar el creciente cierre de empresas y la alarmante pérdida de empleos.
Algunas de éstas han acordado con sus sindicatos la reducción de la jornada laboral y la flexibilización de horarios, ante posibles retrocesos en la producción, sin embargo la Ley Federal del Trabajo establece una jornada de 40 horas semanales, por lo que valdría la pena considerar una modificación legal para que estos ajustes permitan al trabajador mantener su empleo y a las fábricas e instituciones empresariales, no cerrar.
Basta revisar información dada a conocer en las últimas semanas relacionada con despedidos, pérdida de empleos y paros técnicos, para dar cabida a ésta y otras modificaciones a la ley.
En los dos últimos meses de 2008 cerraron 5 mil 188 empresas, lo que implicó un despido de 413 mil 282 personas, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La automotriz alemana Volkswagen AG despidió en México a la totalidad de sus 900 trabajadores eventuales debido a una baja en la demanda. Unitomo, empresa dedicada a la elaboración de arneses eléctricos proveedora de Volkswagen, despidió a 250 trabajadores de un turno.
El presidente del Consejo Ejecutivo de VW México, Otto Lindner, previó dos paros técnicos más para marzo y abril, además del que hubo a mediados de enero, porque en 2009 enfrentarán una reducción de 20 por ciento en comparación con la producción del 2008, cuando se armaron 450 mil vehículos en Puebla.
Según estudios del Colegio de la Frontera Norte el sector automotriz, uno de los más afectados por la crisis, participa con 23 por ciento de las exportaciones totales y capta 6 por ciento de la inversión extranjera del país. Por cada empleo directo que genera, existen otros 5 empleos indirectos en México.
En México, la planta de Ford en Hermosillo entró en "paro técnico", desde diciembre y abrirá hasta febrero de 2009, a fin de ajustar la oferta y demanda de vehículos. Con este cierre temporal se dejarán de fabricar unos 20 mil vehículos y en ese lapso los trabajadores recibirán 75 por ciento de su sueldo base y 100 por ciento de sus prestaciones.
El descenso del consumo en Estados Unidos será crítico para las maquiladoras de México. En Juárez se han perdido 25 mil empleos mientras que en Tijuana otros 23 mil en menos de una década.
En el Distrito Federal este año se perderán 250 mil empleos, alertó la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México.
La Secretaría del Trabajo recibió 214 mil peticiones de empleo tan sólo en los primeros 20 días de enero. Ante la amplia demanda, el gobierno federal dará la opción del Programa de Empleo Temporal cuya oferta de trabajo se gestiona principalmente con Canadá para el que se destinarán 2 mil millones de pesos.
El escenario es drástico y cada sector debe hacer su parte. En el Legislativo también habrá que reformar las leyes enfocadas a fomentar la inversión, a apoyar a las Pequeñas y Medianas Empresas y a dar incentivos a sectores que pudieran verse afectados por la crisis económica.
Por su parte el Secretario de Hacienda Agustín Carstens sugiere modificar la Ley de Obras Públicas para dar mayor certidumbre a las licitaciones, así como crear un marco jurídico general para las asociaciones público-privadas y flexibilizar así el gasto público.
El gobierno federal debe revisar el tema impositivo y regulatorio para no ahorcar a las empresas ya existentes y permitir la creación de otras generadoras de empleo. Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, coincidió en que el crecimiento en el País se encuentra atorado por falta de competitividad, rigidez laboral y mala utilización de recursos, por ello urge aligerar la reglamentación en licitaciones.
Los gobiernos estatales tienen en sus manos el impuesto a la nómina, ¿De qué sirve castigar a las empresas que mantienen los escasos empleos? La acción inmediata debe ser desaparecerlo, que los gobernadores se amarren el cinturón y lo eliminen totalmente. Aquí en Puebla siempre ha habido suspicacias en el destino de estos recursos, se han utilizado discrecionalmente para gastos del gobernador Mario Marin, en lugar de usarse para impulsar el desarrollo. Es la hora de medidas drásticas como esa y no de cortinas de humo populistas.
Incluso el propio Congreso del Trabajo busca impedir el cierre de toda empresa, porque “fábrica que cierra no se vuelve a abrir “, dijo el vicepresidente de esta organización sindical, Víctor Flores Morales, incluso con el riesgo para los trabajadores de no recibir utilidades este año.
Ante la emergencia hay que tomar medidas prontas como son los ajustes transitorios en materia de ley del trabajo, sin olvidar atender las causas de fondo y las reformas estructurales necesarias para mover al país a otra velocidad, donde el sindicalismos caciquil que se enriquece a costa de sus agremiados, tenga un freno y se le exijan cuentas, donde tanto trabajadores como patrones aumenten la productividad y la competitividad; donde los empresarios tengan contrapesos ante prácticas monopólicas inhibidoras de la competencia y donde los trabajadores crezcan y aporten con sus empleos, lejos del conformismo sindical que más que proteger los derechos de los trabajadores inhibe su creatividad y desarrollo.
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1 comentario:
Mi querido José Antonio,
Si que nos ha tocado un país complicado para vivir!
Un abrazo,
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