En la columna Templo Mayor del periódico Reforma de ayer lunes 26 de julio, aparece un trascendido en que según este importante periódico de circulación nacional, el gober precioso “no quiere rendir su último Informe de Gobierno ante un Congreso que no esté a modo.” Pues ahora si le falló al Reforma pues esa parte ya la tiene resuelta Mario Marín.
Resulta que los nuevos diputados locales entran en funciones el 15 de febrero del próximo año y que la conformación de la Cámara local no le favorece al PRI pues ahora los diputados de la Coalición Compromiso por Puebla serán mayoría, entonces de acuerdo al primer párrafo del artículo 53 de la Constitución del Estado de Puebla, Mario Marín debería asistir a la apertura del primer Periodo de Sesiones Ordinarias de cada año (en este caso el 15 de enero) y presentar un informe por escrito en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública estatal del ejercicio anterior.
Sin embargo el segundo párrafo del mismo artículo le perdona a Marín el mal trago y le ofrece la salida: “En el año de conclusión de la administración constitucional del Ejecutivo del Estado, el informe a que se refiere el párrafo anterior, podrá ser presentado por el Gobernador dentro de los primeros quince días del mes de enero del mismo año. Esto significa que el último informe de Marín lo va a presentar ante este Congreso con mayoría priísta, conformado por sus incondicionales, genuflexos y obedientes corifeos como: Luis Alberto Arriaga Lila, Pablo Fernandez del Campo Espinosa, Humberto Aguilar Viveros, José Othón Bailleres Carriles y hasta su hermano Enrique Marín Torres, quienes seguramente le aplaudirán como las focas a su entrenador cuando les ofrecen pescadito.
Ya empezaron las maniobras para salvarle el pellejo a Marín de la horca, en el Congreso estatal la semana inmediata siguiente a que el PRI perdió las elecciones, se apresuraron a aprobarle al gober precioso las cuentas públicas de 2009, sin discusión, sin revisión, sin la posibilidad de examinarlas. La primera quincena de enero le aprobarán todo 2010 y están viendo cómo hacer para también dejar planchado el mes de enero de 2011 mediante una reforma o lo que sea necesario.
Están desesperados, saben que los excesos cometidos no se pueden tapar tan fácilmente, pero desde Casa Puebla las órdenes son implacables: hagan lo que se tenga que hacer, pero Marín tiene que estar blindado.
Al mismo tiempo el ejecutivo del estado se prepara para premiar a sus incondicionales regalando 9 notarías, se especula que uno de los premiados será el primogénito del mismo gobernador. Ya veremos.
Como lo comentamos en este mismo espacio hace dos semanas, el gobierno de Marin como el de Ulises Ruíz en Oaxaca quieren dejar el campo minado a sus sucesores, entregando plazas de base a una cantidad impresionante de burócratas, entregando concesiones de transporte público y nuevas placas de taxis, vendiendo bienes propiedad del gobierno, nombrando jueces y renovando a todos los miembros del poder judicial que están próximos a su jubilación y gastando hasta el último peso para que la nueva administración se las vea negras.
Los actuales diputados locales del PRI que podrían pasar a la historia por velar que no se cometan estos y otros excesos, que podrían ocupar un destacado lugar en la historia democrática de Puebla pidiendo cuentas al gobernador y no prestándose a esas maniobras en contra de los gobernados, no tienen los tamaños para impedirlo. Los diputados priistas se irán quince días antes que Mario Marín y pasarán al panteón del oprobio, la ignominia y la deshonra.
Resulta que los nuevos diputados locales entran en funciones el 15 de febrero del próximo año y que la conformación de la Cámara local no le favorece al PRI pues ahora los diputados de la Coalición Compromiso por Puebla serán mayoría, entonces de acuerdo al primer párrafo del artículo 53 de la Constitución del Estado de Puebla, Mario Marín debería asistir a la apertura del primer Periodo de Sesiones Ordinarias de cada año (en este caso el 15 de enero) y presentar un informe por escrito en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública estatal del ejercicio anterior.
Sin embargo el segundo párrafo del mismo artículo le perdona a Marín el mal trago y le ofrece la salida: “En el año de conclusión de la administración constitucional del Ejecutivo del Estado, el informe a que se refiere el párrafo anterior, podrá ser presentado por el Gobernador dentro de los primeros quince días del mes de enero del mismo año. Esto significa que el último informe de Marín lo va a presentar ante este Congreso con mayoría priísta, conformado por sus incondicionales, genuflexos y obedientes corifeos como: Luis Alberto Arriaga Lila, Pablo Fernandez del Campo Espinosa, Humberto Aguilar Viveros, José Othón Bailleres Carriles y hasta su hermano Enrique Marín Torres, quienes seguramente le aplaudirán como las focas a su entrenador cuando les ofrecen pescadito.
Ya empezaron las maniobras para salvarle el pellejo a Marín de la horca, en el Congreso estatal la semana inmediata siguiente a que el PRI perdió las elecciones, se apresuraron a aprobarle al gober precioso las cuentas públicas de 2009, sin discusión, sin revisión, sin la posibilidad de examinarlas. La primera quincena de enero le aprobarán todo 2010 y están viendo cómo hacer para también dejar planchado el mes de enero de 2011 mediante una reforma o lo que sea necesario.
Están desesperados, saben que los excesos cometidos no se pueden tapar tan fácilmente, pero desde Casa Puebla las órdenes son implacables: hagan lo que se tenga que hacer, pero Marín tiene que estar blindado.
Al mismo tiempo el ejecutivo del estado se prepara para premiar a sus incondicionales regalando 9 notarías, se especula que uno de los premiados será el primogénito del mismo gobernador. Ya veremos.
Como lo comentamos en este mismo espacio hace dos semanas, el gobierno de Marin como el de Ulises Ruíz en Oaxaca quieren dejar el campo minado a sus sucesores, entregando plazas de base a una cantidad impresionante de burócratas, entregando concesiones de transporte público y nuevas placas de taxis, vendiendo bienes propiedad del gobierno, nombrando jueces y renovando a todos los miembros del poder judicial que están próximos a su jubilación y gastando hasta el último peso para que la nueva administración se las vea negras.
Los actuales diputados locales del PRI que podrían pasar a la historia por velar que no se cometan estos y otros excesos, que podrían ocupar un destacado lugar en la historia democrática de Puebla pidiendo cuentas al gobernador y no prestándose a esas maniobras en contra de los gobernados, no tienen los tamaños para impedirlo. Los diputados priistas se irán quince días antes que Mario Marín y pasarán al panteón del oprobio, la ignominia y la deshonra.
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