Los que nacimos en el tercer cuarto del siglo pasado, cuando la amenaza comunista era una realidad, la guerra fría estaba en su momento más extremo y en México veíamos con lejanía la posibilidad de una sociedad democrática, podemos dar testimonio de importantes transformaciones en México y el mundo.
Ayer con las imágenes de la celebración del derrumbe del Muro de Berlín hace ya 20 años, hacía memoria de importantes acontecimientos de los que nuestra generación somos no solo testigos sino actores y que vale la pena recordar para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es importante además compartir con las nuevas generaciones esos recuerdos, no para vivir del pasado, sino para construir juntos un futuro mejor y no repetir los errores que ya alguna vez sufrimos.
Antes de que cayera el Muro, había dos Alemanias producto del reparto entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Pero para los que nacimos después de terminada la guerra, se nos hacía patente esa realidad principalmente en los Juegos Olímpicos o en los campeonatos mundiales de futbol; había alemanes occidentales y alemanes orientales; la Alemania Democrática y la Alemania Federal. ¿Por qué? Preguntábamos a nuestros mayores. En revistas de la época aparecían dramáticos relatos de familias divididas por el Muro, historias de Amor que habían quedado truncas; fantásticos escapes en globo, túneles y también de intentos fallidos que terminaban en la cárcel o la muerte de los que buscaban huir de la esclavitud de los comunistas.
Angela Merkel y los ex presidentes soviético Mijail Gorbachov y polaco Lech Walesa encabezaron ayer la “fiesta de la libertad” celebrando la desaparición del oprobioso Muro, pero sobre todo la desaparición de la amenaza comunista.
Aquí en México hace 20 años iniciábamos a derribar nuestro Muro, el de la dictadura perfecta, el del sistema PRI-gobierno que impedía el desarrollo democrático. Mientras en Berlín en 1989 se abatía la barrera de la libertad, en nuestro país se encendía la llama de la participación política después de que un año antes, en 1988, unas elecciones presidenciales fueron el catalizador de la responsabilidad ciudadana, motivados por Manuel de Jesus Clouthier candidato del PAN y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por una coalición de partidos de izquierda.
Hoy la conformación política del viejo continente es diferente, la reunificación alemana permitió iniciar el camino de la democratización de la Europa del este, en México también vivimos una nueva etapa de desarrollo democrático en donde la alternancia política ha permitido un nuevo juego democrático en un proceso aún sin consolidar debido principalmente a la pobreza y a la manipulación de esta con fines electorales.
En Europa como en México los procesos democráticos no están exentos de amenazas. El riesgo de nuevas confrontaciones bélicas por la inequidad en el reparto de la riqueza, por los fenómenos migratorios y la exclusión de que son objeto los migrantes; la intolerancia racial y religiosa, ponen en vilo los procesos democráticos. En nuestra patria no estamos exentos de amenazas, la lucha contra el crimen organizado, la pobreza, la manipulación de recursos públicos con fines clientelares-electorales, la falta de oportunidades y de resultados tangibles en la economía de la gran mayoría de mexicanos, ponen también en riesgo la estabilidad democrática.
El desencanto de la democracia por los excesos de los políticos, la falta de acuerdos para transformaciones profundas está llegando a niveles de alarma. Es necesario que recordemos entonces lo que significa vivir en libertad y cuando luchamos por obtenerla, desde la libertad física que afectaba a los alemanes orientales, hasta la libertad democrática que padecimos aquí en México.
Es responsabilidad de todos el velar por la democracia y por las libertades que hoy gozamos y que nos ha costado tanto conquistar. A los ciudadanos nos toca participar y exigir. Es también nuestra responsabilidad entregar a las nuevas generaciones un México más justo y un mundo en paz. El próximo año tenemos elecciones en Puebla para elegir gobernador, diputados locales y Ayuntamientos, consolidemos nuestra democracia y no permitamos un regreso al pasado oprobioso de la dictadura, del cacicazgo, de los excesos de unos cuantos en contra de la sociedad. No hay Muro que resista la participación de la sociedad.
Ayer con las imágenes de la celebración del derrumbe del Muro de Berlín hace ya 20 años, hacía memoria de importantes acontecimientos de los que nuestra generación somos no solo testigos sino actores y que vale la pena recordar para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es importante además compartir con las nuevas generaciones esos recuerdos, no para vivir del pasado, sino para construir juntos un futuro mejor y no repetir los errores que ya alguna vez sufrimos.
Antes de que cayera el Muro, había dos Alemanias producto del reparto entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Pero para los que nacimos después de terminada la guerra, se nos hacía patente esa realidad principalmente en los Juegos Olímpicos o en los campeonatos mundiales de futbol; había alemanes occidentales y alemanes orientales; la Alemania Democrática y la Alemania Federal. ¿Por qué? Preguntábamos a nuestros mayores. En revistas de la época aparecían dramáticos relatos de familias divididas por el Muro, historias de Amor que habían quedado truncas; fantásticos escapes en globo, túneles y también de intentos fallidos que terminaban en la cárcel o la muerte de los que buscaban huir de la esclavitud de los comunistas.
Angela Merkel y los ex presidentes soviético Mijail Gorbachov y polaco Lech Walesa encabezaron ayer la “fiesta de la libertad” celebrando la desaparición del oprobioso Muro, pero sobre todo la desaparición de la amenaza comunista.
Aquí en México hace 20 años iniciábamos a derribar nuestro Muro, el de la dictadura perfecta, el del sistema PRI-gobierno que impedía el desarrollo democrático. Mientras en Berlín en 1989 se abatía la barrera de la libertad, en nuestro país se encendía la llama de la participación política después de que un año antes, en 1988, unas elecciones presidenciales fueron el catalizador de la responsabilidad ciudadana, motivados por Manuel de Jesus Clouthier candidato del PAN y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por una coalición de partidos de izquierda.
Hoy la conformación política del viejo continente es diferente, la reunificación alemana permitió iniciar el camino de la democratización de la Europa del este, en México también vivimos una nueva etapa de desarrollo democrático en donde la alternancia política ha permitido un nuevo juego democrático en un proceso aún sin consolidar debido principalmente a la pobreza y a la manipulación de esta con fines electorales.
En Europa como en México los procesos democráticos no están exentos de amenazas. El riesgo de nuevas confrontaciones bélicas por la inequidad en el reparto de la riqueza, por los fenómenos migratorios y la exclusión de que son objeto los migrantes; la intolerancia racial y religiosa, ponen en vilo los procesos democráticos. En nuestra patria no estamos exentos de amenazas, la lucha contra el crimen organizado, la pobreza, la manipulación de recursos públicos con fines clientelares-electorales, la falta de oportunidades y de resultados tangibles en la economía de la gran mayoría de mexicanos, ponen también en riesgo la estabilidad democrática.
El desencanto de la democracia por los excesos de los políticos, la falta de acuerdos para transformaciones profundas está llegando a niveles de alarma. Es necesario que recordemos entonces lo que significa vivir en libertad y cuando luchamos por obtenerla, desde la libertad física que afectaba a los alemanes orientales, hasta la libertad democrática que padecimos aquí en México.
Es responsabilidad de todos el velar por la democracia y por las libertades que hoy gozamos y que nos ha costado tanto conquistar. A los ciudadanos nos toca participar y exigir. Es también nuestra responsabilidad entregar a las nuevas generaciones un México más justo y un mundo en paz. El próximo año tenemos elecciones en Puebla para elegir gobernador, diputados locales y Ayuntamientos, consolidemos nuestra democracia y no permitamos un regreso al pasado oprobioso de la dictadura, del cacicazgo, de los excesos de unos cuantos en contra de la sociedad. No hay Muro que resista la participación de la sociedad.
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